martes, 18 de septiembre de 2012

Don Santiago, DEP


Cierro los ojos y recuerdo perfectamente cómo fue mi encuentro con Santiago Carrillo Solares. En el trayecto en coche de Valencia a Madrid mi padre y yo no hablamos mucho. D, mi padre, es una persona tremendamente y permanentemente informada que disfruta debatiendo cada frase que escucha. Sin embargo, ese miércoles de abril recuerdo un silencio constante en el coche, tan sólo interrumpido por la voz de Iñaki Gabilondo en antena. Mi padre es una persona serena, confiada y que nunca pierde los papeles, pero ese día ambos éramos un flan con piernas.

Una vez llegamos a su portal fue todo muy rápido: el portero que nos avisaba que el señor Carrillo había salido con su mujer al médico a por unas recetas, el recibimiento acogedor en el salón de su casa, las fotografías de la Pasionaria y el Picasso dedicado y, cómo no, el olor a Dunhill que impregnaba ambiente. Su memoria prodigiosa, su entereza y coherencia en el discurso, el apoyo en todo momento de su mujer sentada a su lado en el sofá, la amabilidad y simpatía de su nieto, las memorias dedicadas a mi padre o el regalo de un libro que todavía no había salido a la venta.

Recuerdo que D. y yo salimos en una nube. Nos mirábamos y alucinábamos por lo afortunados que habíamos sido por haber compartido dos horas con un personaje clave en la historia de nuestro país. Hoy, 18 de septiembre de 2012, nos ha dejado con 97 años y me gustaría compartir con aquellos y aquellas que quieran leerme algunas de las cosas que nos contó.

Quiero comenzar con una reflexión que hizo sobre el inicio de la crisis. Estábamos en 2008.
Yo creo que estamos atravesando un momento difícil porque hay una crisis. Se trata de problemas económicos para la gente que ningún gobierno domina y la razón es muy sencilla: estamos en un sistema liberal capitalista, que tiene el lema de lo menos Estado posible, de la privatización del todo y el gobierno no tiene derecho a intervenir ante los movimientos de la banca ni a fijar precios. El gobierno está atado; sin embargo, cuando las empresas hacen picias o crean situaciones críticas, la ciudadanía exige al gobierno que arregle lo que han estropeado aquellos que no quieren que el Estado intervenga.

Hay quienes le atacaron ese año por apelar por el voto útil socialista en antena. ¿Por qué lo hizo?
Lo hice porque en estas elecciones había un peligro real de que la derecha ganara. Una prueba es que Rajoy ha obtenido más votos y diputados que en la legislatura anterior. El triunfo del PP hubiera supuesto un retroceso de todo el proceso democrático de este país.

Se mojó al hablar de la izquierda española…
Independientemente de la simpatía que tenga por Llamazares y Rosa Aguilar, creo que Izquierda Unida no es lo que necesita la izquierda. Desgraciadamente este partido está minado por gente que lo que quiere es ser concejal o tener un modus vivendi en política porque no es capaz de volver a su vida privada, trabajar y ganarse la vida. Por lo que respecta al PSOE, creo que Zapatero es un personaje un tanto singular, con una cultura política distinta a la de los demás líderes socialistas; es mucho más de izquierdas. Por eso temo que sea su propio partido el que frene sus propuestas por no ser consideradas política clásica de la socialdemocracia. Es triste tener que depender de un líder por no tener una estructura sólida que respete la diversidad de la izquierda.

Y defendió a la juventud y fue crítico con las estructuras de los partidos.
La juventud es un periodo muy breve de la vida en el que el amor y el deseo de lo que se comienza a descubrir es muy grande. Contra eso no se puede ir. Sin embargo, mi relación con las facultades en estos años me enseña que hay una minoría importante de jóvenes que se interesa en política y que algún día serán ellos los encargados de movilizar al conjunto. También es cierto que los partidos no lo ponen fácil, ya que no tienen espacio para que los jóvenes puedan aportar nuevas ideas. Quién quiera organizar a la juventud tiene que ser consciente de que llega a la política por caminos suyos, caminos juveniles.

“Lo que es la vida- en 1936 estábamos los dos en Madrid; él dirigiendo la quinta columna franquista y yo luchando contra ella y henos hoy aquí, juntos, esperando la misma suerte por defender la democracia”. Ésta es una de las citas que usted utilizó en sus memorias para explicar lo que sintió cuando estaba junto a Gutiérrez Mellado tras el golpe de estado. ¿Cómo es posible compartir cigarrillos con una persona con la que has luchado a lo largo de más de 40 años?
Mire usted, hay que tener en cuenta que el Gutiérrez Mellado que estaba sentado a mi lado esa noche era más odiado que yo mismo por los militares fascistas que creían que les había traicionado. Era ya otro hombre, no era el del 36. Era un hombre que estaba ayudando a hacer la transición en el sector más peligroso, que era el ejército. Y la verdad es que aquella noche estábamos a tan sólo un metro de distancia, sentados y no podíamos hablar porque teníamos un guardia civil armado enfrente de cada uno, pero con la mirada y repartiendo los cigarrillos mantuvimos una conversación frente a lo que era en esos momentos un enemigo común. Yo llegué a sentir afecto por este hombre, que demostró mucho valor personal en ese período, que no había sido un hombre de la represión durante el franquismo en absoluto y que en ese momento había tropezado con sus antiguos compañeros que lo odiaban a muerte. Cuando se tiene mi edad se sabe por experiencia que los enemigos de ayer pueden ser los amigos del mañana, aunque sea por un momento. Hay que ser mucho más abierto a esos cambios, yo no soy capaz de guardar rencor hacia una persona años y años porque hayamos estado enfrentados. Yo he tenido a enemigos enfrente y, una vez acabada la batalla o la lucha, pues yo juzgo las cosas con un criterio político y comprendo muy bien que el adversario de ayer puede ser tu aliado mañana, la lucha política es así.

Se ha dicho a menudo que la búsqueda del consenso y la capacidad de acuerdo eran atributos de los políticos de la transición, ¿es una carencia de los políticos actuales?
Yo creo que un consenso como el que hubo en la transición no es posible en la actualidad, ya que se dan raramente. Se dio porque, por un lado, la burguesía que había estado con Franco se dio cuenta de que o España entraba en Europa o ellos volvían a perder una ocasión histórica de desarrollarse. Y, por otro, los trabajadores, universitarios e intelectuales necesitábamos libertad para expandir nuestras ideas. Ahora, también es cierto que el fenómeno de crispación que hemos vivido con el PP junto a la jerarquía eclesiástica tampoco es normal en la democracia. Es un obstáculo real para el juego parlamentario que exista una derecha muy difícil de cambiar porque todavía queda en ella ese matiz reaccionario, ultraderechista que aún se mantiene muy fuerte en este país. 

Habló sobre la Constitución, el Eurocomunismo, el precio que pagó la derecha y la izquierda en la Transición, la diferencia entre socialistas y comunistas y su relación con antiguos compañeros y compañeras de escaño. Lo dejo en el tintero para otro día.

Descansa en paz, allá donde estés.
Buenas noches Don Santiago.

Absurda Cenicienta