Retomo este blog después de más de un año por la necesidad de
expresarme y defender con uñas y dientes, aunque sea desde la distancia, una de
las cosas de las que más orgullosa me siento de mi país: la educación pública.
Ayer
era 24 de octubre. Una fecha que podría pasar desapercibida si no fuera porque
ese día tuvo lugar la mayor huelga a favor de la educación pública en España. Sí,
amigos y amigas, España no sólo sale en masa a celebrar la victoria de "la
Roja" en cualquier torneo deportivo, también protesta a favor de la
educación. Y de la cultura. Y en contra de los recortes al estado de bienestar.
Miles y
miles de personas salieron ayer a la calle a protestar contra los recortes en
materia educativa, la actitud déspota del ministro Wert y por la LOMCE. ¿Por
qué protestaban exactamente todas esas personas?
- Por una reducción del 14,4% en la partida presupuestaria de educación.
- Porque hay 25.000 profesores menos, pero 80.000 estudiantes más.
- Contra LOMCE: porque abre la puerta a ceder suelo público para levantar centros privados.
- Contra LOMCE: porque pierden poder los Consejos Escolares y los claustros de profesores.
- Contra LOMCE: porque se mantienen las subvenciones a centros que segregan por sexo y se pretende que se segregue por nivel intelectual.
- Contra LOMCE: porque la lengua cooficial deja de ser una asignatura troncal.
- Contra LOMCE: porque aumentan las ratios en un 10%
- Contra LOMCE: porque los alumnos y alumnas tendrán que elegir asignaturas que encaminen su futuro profesional a los 14. Si ya era difícil hacerlo a los 16, ahora dos años antes.
- Contra LOMCE: porque la religión pasa a ser una asignatura computable y evaluable para becas.
- Contra LOMCE: porque desaparece Educación para la Ciudadanía
- Por la reducción en un 35% de las becas.
- Por la subida de tasas.
- Por los impagos en becas de material escolar y comedor escolar.
En
definitiva, porque la nueva legislación y el ministro Wert están tirando por
tierra todo el trabajo conseguido durante estas décadas. Un esfuerzo de toda la
comunidad educativa y de la sociedad en general, que estaban consiguiendo que
todo el mundo tuviera acceso a una educación pública y de calidad. Donde nadie
era menos que nadie y todo el mundo tenía cabida. Donde nos ayudábamos entre
todos, independientemente de nuestro nivel en cada materia.
Porque
dejar a los centros sin profesores que sirvan de apoyo, reducir las
especialidades, dejar a los alumnos más de un mes sin sustituto, masificar las
aulas y no pagar ni una sola beca es no apoyar la educación. Es creer que no
todos los niños y niñas merecen tener acceso a la educación.
Porque
un ministro que dice cosas como "la educación pública ha dejado de
contribuir a la sociedad y hay que centrarse en la calidad", "los
universitarios que no lleguen al 6,5 de media quizá deberían estudiar otra
cosa", "la fuga de cerebros nunca puede considerarse un fenómeno
negativo", "lo que sí es una discriminación es excluir la educación
diferenciada del sostenimiento público" o "comparado con otros países
que están embarcados en reformas educativas, el nivel de discrepancia en España
se puede considerar una fiesta de cumpleaños" es para mandarle de una
patada a Laponia, que tanto parece que les gusta a los de su partido.
Y, por
último, quiero mostrar mi más sincero agradecimiento a todos aquellos
profesionales que creen en la educación y que, a pesar del momento económico en
el que nos encontramos, ayer volvieron a renunciar a su sueldo para defender
una educación pública y de calidad. No por ellos, y probablemente tampoco por
sus hijos e hijas, sino por cada uno de vosotros y vosotras y de todas las
generaciones que están por llegar.
También
a los padres y madres, a las personas que defienden los valores de la pública
y, en último lugar, pero no menos importantes, a los estudiantes. Gente joven y
con valores, sin miedo a nada, que está demostrando que vale la pena pelear por
lo que se cree que es justo.
Y con
esto me quedo. No seamos tan demagogos y simplistas de intentar tumbar esta
marea verde porque cuatro gilipollas quemaran un contenedor o insultaran a
alguien. No seamos tan demagogos y simplistas de decir que esto no va con
nosotros porque hemos estudiado en centros concertados (de nada, por cierto),
en la privada o que tengamos dinero para pagar las tasas. Porque esto es algo
más, es defender el derecho de toda la ciudadanía a tener acceso a la
educación, y que esta sea de calidad.
Al
igual que defendemos que una pareja pueda divorciarse aunque nosotros no lo vayamos
a hacer, al igual que defendemos que dos personas del mismo sexo se puedan
casar aunque nosotros no seamos homosexuales, al igual que defendemos que todo
el mundo tiene derecho a votar, aunque no sea la misma opción que haríamos
nosotros, defendamos que aunque nosotros no vayamos a usar el servicio de la
educación pública, es un pilar fundamental para muchos ciudadanos y ciudadanas
y hay que defenderlo hasta el final.
Absurda Cenicienta