jueves, 11 de agosto de 2011

El portazo de la insatisfacción

"Se ha tratado de emancipar a la mujer, una idea hermosa, es cierto; lo han conseguido en parte y han hecho de la mujer una cosa rara que fuma, enseña las pantorrillas, habla de arte y no quiere hacer chicos. Creo que serían más agradables las mujeres de hace 300 años". Con estas palabras se refiere el autor español Pío Baroja al papel de las féminas en 'Crónica Sentimental', obra publicada en 1902. Sin embargo, más me sorprende una cita del prólogo de 'Cien años de Poesía Femenina', donde la literata María Antonia Vidal subraya que es "indudable que todavía ninguna escritora, es posible que nunca ninguna escritora, llegue a la altura y profundidad, a la vez, de un gran escritor".

Entre las cenizas del sentimiento misógino de esta literatura despierta Henrik Ibsen, dando color y forma a la mujer moderna, la mujer del futuro. Ella es Nora y es más que un personaje de ficción; es un símbolo de la evolución de la sociedad y la revolución feminista. Al fin, ¡la primera mujer libre en la literatura teatral!... cuánto les queda por aprender a aquellos que, muchos años después, buscan en las damas de sus obras un claro pretexto de estigmatización hacia la señora trabajadora.

'Casa de Muñecas' es una obra muy avanzada para la época en la que, con una cuidada descripción de personajes y ambientes, el autor había conseguido provocar a la aristocracia de aquel período. Sin embargo, en la actualidad vemos en el personaje de Nora una auténtica heroína que supo dar el portazo a la insatisfacción en el momento oportuno. Era la hora de buscar la libertad, marcarse la independencia como meta y desatarse las cadenas que le habían mantenido cautiva a lo largo de su existencia.

Corría el año 1879...Recomendable hasta decir basta.

Absurda Cenicienta

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