domingo, 21 de noviembre de 2010

Viaje de ida.

Hace dos meses despedíamos los restos mortales del 'abuelo' aragonés, José Antonio Labordeta. Nos dejaba un gran poeta, cantautor, político y profesor, que supo ganarse el cariño de alumnos y alumnas tan singulares como Federico Jiménez Losantos. Hace años tuve la oportunidad de hablar con él y me transmitió un mensaje muy claro: el futuro está en nuestras manos. Se refería a los estudiantes de hoy en día. Si desde los colegios, institutos y universidades no intentan ayudarnos a encontrar nuestras inquietudes culturales y personales, ¿quién lo hará? ¿Desde los programas de telebasura? ¿Desde los periódicos que sobreviven a base de anuncios de contactos?

El maño no concebía el progreso sin política, ni la política sin juventud. No buscaba crear seres forofos, ya que él nunca lo fue. Tan sólo un beduino que caminaba por el Congreso sin que nadie le hiciera mucho caso, que trabajaba horas y horas desde un pequeño habitáculo del Grupo Mixto y que intentaba movilizar a la juventud. Porque él creía en los jóvenes.

Sin embargo, para los distintos sectores de la sociedad tan sólo somos unos rebeldes sin causa. Para los medios de comunicación y la administración es más sencillo entender movimientos como el antibolonia como rebeldía juvenil, como si los jóvenes nos sintiéramos melancólicos de la corriente estudiantil de la posguerra española o del mayo francés. Como si no tuviéramos nada mejor que hacer que manifestarnos. Como si una educación pública, digna y de calidad no fuera de nuestra incumbencia.

Los estudiantes formamos parte de un entramado muy complejo. Resulta muy sencillo para los docentes recitar el temario desde la tarima para que después compitamos a nivel nacional e internacional con nuestros conocimientos. Sin embargo, ¿por qué conocimientos estamos compitiendo? ¿Vale de algo que sepamos realizar matrices y derivadas tremendamente complicadas, si no sabemos qué utilidad tienen? ¿Sirve de algo que aprendamos las características del periodismo según un gran número de autores, si no estamos comprometidos con un periodismo ético y de calidad? ¿Buscamos grandes arquitectos que no sepan quién es el nuevo Premio Nobel de la Literatura? ¿Son realmente esos los conocimientos con los que queremos competir?

Los conocimientos teóricos se van adquiriendo a lo largo de los años y siempre estamos a tiempo de retomarlos. Sin embargo, los cimientos por el interés de la lectura, de la comprensión e interés por la situación que nos rodea y la formación de seres críticos, no Tenemos un recorrido único con billete de ida. Cada uno de los docentes que pasan por nuestra vida son revisores que tienen que comprobar que los objetivos se están cumpliendo. Pero no basta con llevar un billete, sino que el que llevemos sea el correcto. Si los maestros, maestras, profesores y profesoras dejan pasar su oportunidad, los estudiantes nos podemos perder en cualquier estación sin el billete en la mano.

Todos los revisores tienen la misma importancia y deben asumir la responsabilidad de cumplir con su función para que el trabajo de su compañero o compañera anterior no haya sido en balde. Por la importancia de transmitir valores como el reciclaje, el respeto a los demás, independientemente de la nacionalidad, sexo o identidad sexual, el deseo de la paz mundial...desde que comenzamos nuestra educación escolar.

El futuro está en nuestras manos y, si todos los profesores no trabajan a la par, habremos mandado todo el proyecto ¡a la mierda!, que diría nuestro maestro aragonés. Siempre con el interés de los estudiantes y el apoyo de los padres y madres, por supuesto.


Absurda Cenicienta.

2 comentarios:

  1. Hay tantos revisores sin vocación, tantos viajeros sin motivación... que lo complica un poco todo, pero tienen razón el futuro está en nuestas manos, habrá que cuidarlo :)

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