viernes, 2 de septiembre de 2011

Pongamos que hablo...de París

El cineasta Woody Allen nos traslada a París.

Pienso en la ciudad del amor y viene a mi mente el 'Beso de l'Hôtel de Ville', del fotógrafo Robert Doisneau. Aquella instantánea que capta el apasionado beso de una joven pareja frente al ayuntamiento de la capital francesa. Aquella dulce estampa guarda un pequeño secreto: se trata de un posado. Con el paso del tiempo la imagen va perdiendo su encanto, ya no alberga la magia del momento. La llama del deseo se apagó con el ingenuo soplido de un niño. Y ahora, muchos años más tarde, nos acercamos a la época de las falsificaciones y la compra-venta. El artista tuvo que romper el hechizo para que impostores que decían ser los protagonistas de la instantánea no obtuvieran derechos de autor.

La fotografía fue tomada en 1950, cuatro años antes de que Ernest Hemingway obtuviera el Premio Nobel de Literatura. El norteamericano, junto a Gertrude Stein, Ezra Pound, Scott Fitzgerald o el siempre impecable Pablo Picasso (no puedo ser objetiva con él) formaron parte de esa generación perdida de artistas vanguardistas en el París de la época.

De la mano de Allen conocemos las peculiaridades de los componentes de esta tropa y nos dejamos llevar por el Café des Amateurs o la Rue de Fleurus, para descansar en casa de Stein o escuchar al rancio de Salvador Dalí con sus rinocerontes.

'Siempre nos quedará París', decían en Casablanca. Siempre quedará el recuerdo de aquella ciudad que un día fue la cuna de la libertad y del cambio, la ciudad de la revolución, la ciudad que acogía a los exiliados. Pasará a la historia como un símbolo de progreso, como hogar de aquella generación perdida de genios...como un auténtico gheto de artistas.

Gracias por hacerme soñar, Woody.
'Midnight in París', muy recomendable.

Absurda Cenicienta

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