sábado, 13 de marzo de 2010

Mi sombrero, maestro

A menudo mis entradas tienen algo de esencia de Serrat, de Sabina o de Manolo García. Sus letras acompañan mis días y es imposible que sus versos no resuenen una y otra vez en mi cabeza. Sin embargo, hoy tan sólo me susurra al oído José Luis Figuereo.

Este cantaor andaluz, más conocido como "El Barrio", ha conseguido fusionar el flamenco con el rock, haciendo de sus actuaciones un espectáculo singular. Ayer se la jugó en el Velódromo Luís Puig de Valencia y no defraudó. Miles de aficionados se reunieron con el gorro que les identifica como seguidores, para vibrar con el himno que les identifica: el orgullo barriero.

Él es el que nos invita a perdernos en una pensión de camino a Madrid para comernos a besos. También el que sueña con ser aire para el vuelo de tu camisa. Pero también es el que habla en contra de la prostitución desde su "Requiem por una magdalena", de aquellas Cenicientas reinas de una noche. También es el que critica a la jerarquía eclesiástica por tratar de enfermos a los homosexuales, "le da vergüenza como imponen su doctrina, crucifican a la vida y hablen en pos del amor".

El Barrio es el que nos pone los pies en el suelo y nos enseña el lugar que corresponde al dinero en la escala de valores. " Pobre del hombre que se mide por su clase, pobre del hombre que maltrata al inmigrante, pobre del que hombre que juega con ilusiones, pobre del señorito y sus cuarenta ladrones". También canta a todos los que dejaron su vida cruzando el Estrecho en busca de una vida mejor.

Nos habla del cambio ideológico que ha sufrido nuestra sociedad, del cambio climático y de la subida de la gasolina. Recita los versos de Machado desde su "Caminante no hay camino se hace camino al andar, lo decía un tal García y un catalán llamado Serrat". Y canta al amor, criticando los tópicos, porque al fin y al cabo "el amor es un hilo que arregla y cose los descosios".

Sigue dándonos letras para emocionarnos, acordes para vibrar y compases para palmear. Para hacer historia y que no todo tenga su fin.

Y para ti, mi sombrero, maestro.
"Orgullo barriero, bohemios y soñadores, no tenemos más fortuna que nuestra luna, el sombrero y las canciones".

- Absurda Cenicienta-

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