viernes, 14 de enero de 2011

Una estampa anual

Llega la Navidad y me muestro expectante ante qué sorpresa me traerán este año los Magos de Oriente. ¿Serán las botas que tanto deseo? ¿Un buen libro en el que perderme? ¿Ese vestido que tanto me gusta? O...¿tal vez sea ese DVD que tengo pendiente?

Al final es el día de Reyes y contemplo un árbol con muchos paquetes. Todos con nombre, con papeles preciosos de mil colores y cintas brillantes y elegantes. Los desenvolvemos con cuidado, emitimos un grito de emoción y sentimos alegría. Alegría hasta que tiramos los papeles y almacenamos nuestras nuevas adquisiciones junto a los regalos de otros años u acontecimientos.

Y entonces llega la noche, tras todas unas fiestas de comilonas y gasto y, ¿qué sentimos? Vacío. Vacío porque queremos más y más. No nos conformamos con aquello que tenemos. Queremos seguir poseyendo y acumulando. ¿Qué es el ser humano además de sus posesiones?

Tener. Querer. Comprar. Ahhhhh...¡qué pare el tren, que me bajo! Algo así gritaría la genial Mafalda. Maldito consumismo. Consumismo del que somos esclavos todos y cada uno de nosotros y nosotras, cada uno en la medida de sus posibilidades.

Y al tumbarme en la cama, reflexiono sobre estas cosas y no puedo más que sentirme privilegiada. En catorce días ya han muerto dos mujeres a manos de sus parejas en nuestro país. ¿Cuántas maltratadas siguen tragando los insultos y palizas de sus agresores? Ya se cuentan por miles los damnificados en Brasil y en Australia. Revueltas en Túnez. Muerte del general que intentó frenar el Golpe de Estado en 1981. Nuevos casos de corrupción. Estafa. Blanqueamiento. Tiroteo. Mafias. Muertes.

Una triste estampa anual. La misma que todos los años.
En nuestras manos está cambiarlo.

No sabemos si es fantasia o realidad.
Os dejo esta canción de Álex Ubago para concluir con esta entrada.

Absurda Cenicienta.

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